La inflamación del abdomen aparece cuando hay una distensión del abdomen o tenemos esa molesta sensación de encontrarnos hinchados o con el vientre lleno sobretodo después de las comidas y suele empeorar a medida que pasa el día. Factores como el estreñimiento, una mala digestión o un exceso de gases en el intestino son algunas de las causas que producen la hinchazón abdominal.
Habitualmente, los gases se generan en el intestino grueso durante la digestión, a consecuencia de la fermentación de los alimentos que tiene lugar en este proceso, y por el aire que se traga al comer, haciendo que la persona se sienta inflada, y ocasionando a veces dolor abdominal.
Cómo podemos evitar la inflamación abdominal
Se recomienda masticar bien los alimentos, comer y beber despacio los líquidos, en especial, las bebidas con gas.
No hacer comidas demasiado copiosas.
Tomar infusiones digestivas después de comer. Existen infusiones naturales que son excelentes para prevenir y tratar la desinflamación abdominal como la manzanilla, la menta poleo, el anís, hinojo, milenrama o comino.
Evitar los alimentos o platos muy grasos: alimentos fritos y rebozados, salsas con exceso de grasa, pastelería y bollería.
El yogur contiene bacterias que ayudan a equilibrar la flora del intestino por lo que están especialmente recomendados.
Dejar de fumar, evitar el sedentarismo y reducir en la medida de lo posible nuestros niveles de estrés, que puede llegar a alterar nuestro ritmo intestinal.
Mantener un peso adecuado: las personas con obesidad suelen tener más desórdenes digestivos.
Llevar una alimentación equilibrada.
Alimentos que nos ayudan a la desinflamación abdominal
Una alimentación equilibrada es la base para evitar la inflamación abdominal. Debemos incluir en nuestra dieta diaria alimentos ricos en fibra como hortalizas frescas, verduras y frutas, cereales integrales y las legumbres. Además debemos consumir un mínimo de 2 litros de agua al día y tomar leches fermentadas con bifidobacterias -un tipo de probióticos que se encuentran sobre todo en los productos lácteos fermentados como el yogur, sobre todo el griego, kéfir y leche.
Carne magras o con poca grasa, pescados blancos o libres de grasas.
En cuanto a las formas de cocinado, las mejores son: hervido, al vapor, al horno o a la plancha.