Nuestro
equilibrio mental depende del bienestar que nos procuremos
para nuestra vida, para el día a día. Pero el equilibrio mental
no viene dado, hay que dejarle espacio. Con actividades, con
acciones, que nos permitan tomar un contacto sincero con nosotros y
acercarnos a los demás. ¿Quieres conocer diez pautas para tocar de
lleno ese equilibrio mental natural?. Sigue leyendo:
-Conéctate
a los demás. Desarrolla y mantén buenas relaciones con la gente a
tu alrededor, que sean tu apoyo y que enriquezcan tu vida. La calidad
de nuestras relaciones personales guarda relación con nuestro
bienestar.
-Tómate
tu tiempo para disfrutar. Reserva tiempo para actividades, para
aficiones y para los proyectos que realmente te gustan. Sé
espontáneo y creativo con lo que te llena. ¿Un crucigrama, pasear
por el parque, jugar con tu perro..? Éso lo decides tú, pero hazlo.
-Participar
y compartir intereses con gente afín. Únete a un club, a un grupo
de personas con las que compartas gustos e intereses. Ese sentido de
la pertenencia, ese vínculo con personas afines es bueno para el
equilibrio emocional. Ya sabes, un grupo de teatro, un equipo
deportivo, un coro, grupos de lectura de libros...
-Contribuye
a tu comunidad. Ofrece tus habilidades a tus vecinos, a la asociación
del barrio, trabaja en el jardín de tu bloque... Hay muchas maneras
de contribuir por el bienestar de todos los que te rodean. Un
esfuerzo por mejorar la vida de los demás, puede contribuir a
mejorar la tuya a ganar un sano equilibrio mental. Pruébalo.
-Cuida
de ti mismo. Sé activo y aliméntate bien. La salud física y la
mental están estrechamente vinculadas. Resulta más fácil sentirse
bien, si nos sentimos vitales. Y una dieta equilibrada es
fundamental.
-Ponte
a prueba. Asume un reto, aprende algo nuevo. Los aprendizajes, los
desafíos, mejoran la aptitud mental, mientras que cumplir las metas
contribuye a consolidar habilidades y a ganar confianza.
-Mejora
tu actitud frente al estrés. Sé consciente de qué es lo que
desencadena estrés en tu vida y reacciona. Aprende a desactivar los
factores que lo desencadenan. El estrés es parte de la vida y afecta
a las personas de manera diferente. Si tienes un problema, piensa en
los beneficios de la relajación, del control de la respiración o
los de los ejercicios físicos. Tómate un respiro.
-Descansar.
Duerme lo suficiente. El sueño y el descanso justo es una medicina
para el cuerpo. Piensa en lo productivo que puede ser también no
hacer nada. Pruébalo y verás.
-Vive
el aquí y el ahora. Vive lo que experimentas. Es fácil quedarse
atrapado pensando en lo que nos ha condicionado del pasado, o lo que
aún nos queda por planificar del futuro. Experimenta el aquí y el
ahora y vive el momento.
-Pide
ayuda. No se trata de reclamar la responsabilidad de que otros nos
cuiden. Hablamos de algo más sencillo, de acercarnos a quienes nos
quieren y nos valoran, a amigos y familiares, y compartir con ellos
lo que nos preocupa. Para situaciones más comprometidas, tal vez lo
más recomendable sea la colaboración de un profesional médico.
Dejémonos ayudar, por nosotros, por nuestra salud, por nuestro
equilibrio mental.
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