Somos lo que comemos. Por eso en este blog dedicamos un lugar destacado a la alimentación, de la que depende nuestra salud. Uno de los alimentos que han llegado con fuerza a nuestras despensas es la soja. Se trata de una legumbre tradicionalmente integrada en la dieta de países orientales. El consumo de soja se ha demostrado beneficioso para remediar problemas de salud y como complemento para paliar determinadas dolencias. Sin embargo, su consumo debe estar sujeto a la razón y se debe tomar con precaución en determinadas circunstancias.
Los beneficios de la soja
Que la soja sea un alimento que lleva milenios en las cocinas orientales dice mucho a su favor. Los estudios médicos han venido a dar la razón a quienes la consumen de forma habitual. La soja tiene tres componentes básicos, además de otras muchas sustancias que aportan cada una en su medida. Destacamos las proteínas, isoflavonas y ácidos grasos como principales. ¿Qué nos aportan a nuestra salud?
Para las mujeres la soja tiene interesantes beneficios. Ayuda a atenuar los sofocos, el insomnio y la alteración del carácter propios del síndrome climatérico asociado a la menopausia. Además, está relacionada con una menor incidencia del cáncer de mama. Para nuestro corazón también tiene algo bueno: previene los accidentes cardiovasculares, actuando contra el colesterol “malo” y proporcionando colesterol “bueno”.
¿Es siempre buena la soja?
El consumo de soja es bueno, si no ya se habría lapidado de las dietas. Sin embargo, hay que tener algunas precauciones y no esperar milagros. Es cierto que se ha detectado una menor aparición de casos de cáncer de mama en las mujeres que consumen soja. Pero este hecho se da en países orientales, donde su consumo se realiza durante toda la vida. Pretender evitar una enfermedad una vez avanzada la edad adulta por un cambio en el hábito de consumo puede ser demasiado pretencioso.
Como hemos indicado la soja tiene una parte de aceite. Este aceite se convierte en ácidos grasos trans cuando se calienta a elevada temperatura. Por lo que su consumo nos aporta beneficios cuando ha sido cocinada a baja temperatura o sin procesos calóricos.
Así como para la mujer la soja resulta beneficiosa, para el hombre no lo es tanto, especialmente para parejas que quieren tener hijos. Los hombres que toman soja suelen tener menor número de espermatozoides, aunque son plenamente fértiles.
Resumiendo. La soja como todos los alimentos tiene beneficios, pero su consumo debe hacerse con conocimiento.
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