Un
vientre plano es esa línea ideal de la tripa que nos trazamos
antes del verano. Podemos comenzar a diseñarla con algunas prácticas
sencillas que acoger en nuestra vida cotidiana. Te las explicamos,
son cuatro formas de modelar un vientre plano sin esfuerzo.
Las vemos:
-
Comer cada dos o cada tres horas. Comer con esa regularidad y
pequeñas porciones de comida hace que tu metabolismo se active y que
el azúcar en sangre se equilibre. Cuanta menos azúcar tengas en
sangre por pasar tantas horas sin comer, más posibilidades hay que
almacenes grasa en la tripa. Con tantas horas sin comer, el cuerpo
cree que no lo vas a alimentar y de forma espontánea pasa a acumular
grasa donde no te gusta verla.
-Compra
una pelota medicinal. Sí, esas grandes y pesadas que se utilizan
para hacer ejercicios. Te contamos uno. Coloca la pelota sobre tu
pecho mientras subes las piernas estiradas para arriba y juntas.
Repite el ejercicio diez o doce veces y tres veces por semana como
mínimo. Tu tripa comenzará a perder su volumen. Vientre plano
a la vista.
Insulina
y glucagón
-
Reduce la ingesta de azúcar. Eso mantendrá tus niveles de insulina
en sangre bajos, al tiempo que incrementarás tus reservas de
glucagón altas. El glucagón es una hormona que segrega tu páncreas
porque absorbe la grasa, por ejemplo de tu vientre, para convertirla
en energía. Cuanto más baja sea la insulina, más alta será la
proporción de glucagón. No sugerimos que elimines el azúcar de tu
dieta, sólo que ingieras la más natural de todas, la fructosa, que
encontrarás en la fruta.
-
La digestión comienza en la boca. De lo que se trata es de hacer de
la comida un puré en la misma boca antes de procesarla en nuestro
sistema digestivo. El alimento que no se digiere bien genera más
gases y eso se ve en el vientre. Masticar bien es salud, recuérdalo.
Ese
es el camino para un vientre plano sin esfuerzo. ¿Te animas?
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