Si estás deseando que llegue el frío para poder disfrutar de los deportes de invierno o simplemente pasear con un manto nevado a tus pies, a continuación te proponemos unas sencillas pautas que te ayudaran a cuidar tu salud y la de tu familia mientras disfrutais de la nieve.
En primer lugar, si nos acompañan niños pequeños debemos tener en cuenta que pueden ir a la montaña perfectamente hasta 1800 metros siempre y cuando hagamos una ascensión gradual dando lugar a que sus cuerpos se acostumbren a la presión. Igualmente, tenemos que tomar precauciones extra con respecto al frío, hay que proteger especialmente sus manos y pies ya que son más sensibles que los nuestros y mantener cubiertas sus cabezas y bocas. Además, tenemos que tener presente que con sus juegos pueden mojar sus ropas, por ello debemos llevar siempre bastante ropa para que puedan cambiarse, eso sí, de forma rápida y lógica, procurando que en ningún momento queden expuestos al frío.
Otro riesgo a tener en cuenta por todos es que en la alta montaña la nieve refleja un 80% de radiación ultravioleta, que sin la protección adecuada puede derivar en lesiones oculares como oftalmía o “la ceguera de la nieve” que produce dolor ocular intenso, enrojecimiento, intolerancia a la luz, quemazón, lagrimeo o pérdida de agudeza visual... estas lesiones tratarse por un oftalmólogo y normalmente el paciente se recupera en unas 24-48 horas, salvo en casos de una exposición prolongada que puede suponer alteraciones en los tejidos oculares, cataratas y otras consecuencias igualmente nefastas. Para proteger nuestro ojos es aconsejable utilizar gafas con un nivel de protección a la radiación ultravioleta 4, según el estándar europeo. En el caso de los niños es aconsejable limitar el tiempo de exposición y ponerles una gorra visera si suelen quitarse las gafas.
Por otra parte, el viento, la humedad, el frío y la altitud pueden castigar nuestra piel y dar lugar a sabañones en manos pies y orejas, urticarias, quemaduras solares, herpes labiales pudiendo incluso producirse congelación de la piel si añadimos a la ecuación que la velocidad en descensos propicia la pérdida de calor. Para evitar estas lesiones te recomendamos utilizar cremas que ayuden a proteger tu piel, tanto hidratantes como protectores solares con un factor superior al 30 y resistentes al agua, así como bálsamos labiales con protección ultravioleta, renovando su aplicación cada poco tiempo ya que el sudor acorta su tiempo de acción.
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